Una muestra biológica tomada de la uña del pie de 55 vecinos de Huelva capital ha permitido demostrar científicamente lo que, hasta la fecha, se intuía sólo de forma indiciaria: que los habitantes de esta ciudad andaluza están sometidos a una elevada exposición a metales pesados muy dañinos para la salud como consecuencia de la cercanía de inmensas balsas de fosfoyesos y de varias industrias químicas. De hecho, su cuerpo presenta niveles de hierro, níquel, cromo, selenio, arsénico o cobalto muy superiores a los que muestran poblaciones con características similares que viven en zonas no contaminadas.
Esta esa la principal conclusión de un estudio realizado por un comité de expertos de la Universidad de Huelva, que ha trabajado en colaboración con investigadores del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. El trabajo se ha publicado en la revista especializada Journal of Xenobiotics y está firmado por los investigadores Manuel Contreras-Llanes, Juan Alguacil, Rocío Capelo, José Luis Gómez-Ariza, Javier García-Pérez, Beatriz Pérez-Gómez, Piedad Martin-Olmedo y Vanessa Santos-Sánchez.
Las concentraciones de arsénico, plomo, cadmio, molibdeno y selenio resultaron altas en la población que vive cerca de las balsas de fosfoyesos; mientras que quienes viven cerca del polo químico registraron niveles más elevados de cobre, zinc y aluminio. "Estos resultados -afirma el informe- ponen de manifiesto el impacto real de la industria sobre la salud de los ciudadanos de la ciudad de Huelva, en particular, de los residentes más próximos a las fuentes de contaminación, hecho que hasta ahora no había sido demostrado".
El estuario de los ríos Tinto y Odiel, junto a la ciudad de Huelva, está identificado como uno de los lugares más contaminados del mundo, debido a la concentración de metales pesados y radiactivos. De hecho, las tasas de mortalidad por enfermedades cardíacas y cáncer de la ciudad de Huelva, tanto para mujeres como para hombres, son más altas que en el resto de España, apuntan los investigadores citando estudios previos. Por ejemplo, el Atlas Nacional de Mortalidad de España revela unas tasas de mortalidad significativamente mayores en la ciudad de Huelva durante los años 1989 y 2014 entre ambos sexos por infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardiaca, enfermedades cerebrovasculares y cardiovasculares, además de cáncer de vejiga, cáncer de pulmón o de mama.
Esta situación, recuerdan los expertos, ha generado una enorme preocupación en la población y un movimiento de protesta centrado, sobre todo, contra la presencia de las balsas de fosfoyesos, una especie de barro blanquecino y muy tóxico arrojado a estos depósitos de la marisma durante 40 años por la empresa Fertiberia.
Las autoridades aprobaron el fin del acopio de materiales contaminantes en estas balsas en diciembre de 2010 y exigieron a la empresa un protocolo de restauración de las marismas, que está actualmente en marcha. Sin embargo, en la denominada zona 1 de las balsas, la única que es accesible porque está supuestamente ya restaurada, el rastro del lodo tóxico es todavía visible.
Para evaluar cómo influye en la salud de los habitantes de Huelva esta exposición a la industria química y sus residuos, los investigadores han analizado los restos en las uñas de los pies. "El estado de salud humana se puede monitorear midiendo diferentes bioindicadores, como orina, cabello, uñas de los pies, uñas de las manos, sangre, saliva y leche. Las muestras de sangre, orina y saliva pueden reflejar la exposición a corto plazo (24 horas) y están altamente influenciadas por la dieta. Sin embargo, el cabello y las uñas proporcionan una exposición a largo plazo del metabolismo mineral, que refleja un período de entre 6 y 18 meses. Además, el cabello y las uñas tienen varias ventajas sobre otros bioindicadores en el monitoreo de metaloides: por ejemplo, son una opción mucho menos invasiva; se pueden recolectar, transportar y almacenar de manera fácil y económica durante un largo período antes de analizarlos, sin ningún cambio; presentan niveles de concentración más elevados y son la opción más biosegura para el analista que manipula la muestra. Además, la biomonitorización mediante las uñas de los pies reduce la probabilidad de contaminación externa en comparación con las uñas de las manos y el cabello", añaden los investigadores.
Una confluencia de industrias y residuos mineros
Los expertos recuerdan cómo tanto el río Tinto como el Odiel drenan la provincia de Huelva de norte a sur a través de la Faja Pirítica Ibérica, una de las áreas mineras de sulfuros polimetálicos más importantes de Europa. Además, el estuario del Odiel-Tinto recibe efluentes industriales de fábricas y residuos ubicados al borde de su cauce, drenajes agroquímicos debido a las prácticas agrícolas intensivas de las tierras de cultivo circundantes y aguas residuales de la ciudad de Huelva y otras localidades cercanas.
También existe un área de más de 12.600 metros cuadrados que está altamente contaminada con metaloides procedentes de una fundición abandonada expuesta a la lluvia y a las crecidas de los ríos durante las mareas vivas. Por otro lado, dos importantes polos químicos se encuentran en el mismo estuario, donde se ubican los principales productores españoles de cobre y fertilizantes, una central térmica o una refinería de petróleo. Y, por último, están las balsas de fosfoyesos, un residuo industrial originado a partir de roca fosfórica durante la producción de fertilizantes. Esos depósitos se extienden en un área de 1.200 hectáreas y contienen 100 millones de toneladas.
"La exposición acumulada a nivel individual es un aspecto crítico en el estudio del papel de estos metaloides en la salud de los habitantes de Huelva. Además, este estudio podría servir como referencia para evaluar el impacto del plan de restauración en la zona afectada de la Ría de Odiel-Tinto", anota el informe.
En contra de nuevas industrias contaminantes
La Mesa de la Ría, una plataforma en la que están integrados diversos colectivos profesionales y científicos, considera que este informe confirma la amenaza que para la salud de los onubenses supone la concentración de industrias químicas en la ciudad de Huelva.
"No entendemos cómo el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, declara de interés estratégico para Andalucía la instalación de nuevos complejos industriales junto a la ciudad, pese al estado de contaminación y riesgo sanitario que viene alertando la ciencia desde hace décadas", ha afirmado Francisco Romero, portavoz de Mesa de la Ría, en declaraciones recogidas por la agencia Efe. "Es inadmisible que, pese a las evidencias científicas, nuestras autoridades sigan priorizando intereses económicos sobre la salud de la ciudadanía. Exigimos medidas inmediatas para revertir esta situación y proteger a nuestra población".
Además, la Mesa de la Ría ha manifestado su rechazo al proyecto de Atlantic Copper de instalar una incineradora de residuos electrónicos en las inmediaciones de la ciudad. Esta nueva instalación supondría "un incremento inaceptable de la carga contaminante sobre Huelva y sus habitantes".